El 23 de junio de 2018, 12 niños y su entrenador de fútbol de una escuela de Tailandia se perdieron en una cueva de más de 6 kilómetros de longitud ubicada en la provincia de Chiang Rai. Las lluvias torrenciales habían inundado la cueva, atrapando a los jóvenes en su interior.
Durante las siguientes semanas, un equipo internacional de rescate trabajó sin descanso para encontrar a los niños. Los buzos tuvieron que atravesar las aguas turbulentas de la cueva para llegar a ellos, y los equipos de ingenieros trabajaron para crear un sistema de suministro de oxígeno y alimentos a los niños.
El 2 de julio, los buzos finalmente encontraron a los niños a salvo, pero aún quedaba la difícil tarea de rescatarlos. El plan era sacarlos de la cueva a través de un túnel estrecho y sinuoso que había sido excavado por los equipos de rescate.
El rescate comenzó el 8 de julio y duró tres días. Los niños fueron sacados de la cueva uno por uno, cada uno de ellos con un buzo a su lado. El 10 de julio, los últimos niños fueron rescatados y todos estaban sanos y salvos.
El rescate de los 13 niños de Tailandia fue un evento de proporciones épicas. Fue un triunfo del ingenio y la determinación humana, y una historia de esperanza para el mundo entero.
La historia de los 13 niños de Tailandia es una historia de supervivencia y esperanza. Es una historia que nos recuerda el poder del espíritu humano y la importancia de la cooperación internacional.
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